Por
Javier Martínez
“El trasvase Júcar-Vinalopó se ha desbloqueado definitivamente, y será realidad en breve con aportes de agua [por primera vez] desde el pantano de Alarcón [en Cuenca] que permitirán abaratar el coste de bombear caudales desde la parte baja del río valenciano, en la toma del Azud de la Marquesa. El esperado acuerdo ya está cerrado y tan solo resta que el Ministerio de Medio Ambiente le dé carta de naturaleza y habilite los trámites para el envío del agua, con esta solución salomónica que no hiere sensibilidades ni en Valencia ni en Alicante”
El entrecomillado es de ABC (C. Valenciana) 09/03/2015 y deja claro tres cosas. Primera. El Júcar no es un río castellano en ninguno de sus tramos, sino valenciano exclusivamente tal y como escriben a diario todos, repito, todos los medios valencianos (da igual su ideología) no por casualidad o ignorancia. Como “río valenciano” que es, no solo físicamente, sino más importante aún, funcionalmente, es decir, administrativa, económica y socialmente, los valencianos mandan y los castellanos emigramos con nuestra habitual cara de gentes dóciles y sumisas (llevamos grabado el ¡ea! en la frente, algo que se percibe muy bien cuando introducimos el voto en las urnas al PPSOE). Segunda. El Estado, lejos de ser centralista, se comporta como periferista. Nada nuevo. De todas las infraestructuras radiales del país, es decir, todas, las más sangrantes para los restospañoles o castellanos como yo, no lo son ni las autovías ni los ferrocarriles que rara vez sirven al interior, que nos atraviesan pero no nos comunican, que nos convierten en simples lugares de paso. Las más sangrantes, decía, son las hidráulicas (canales, acueductos y trasvases como el Tajo-Segura), útiles solo para la Santa Periferia Española, la niña bonita del país (España, Ex-paña, Estado español, Este País, táchese lo que no proceda). Expolio con humillación incluida. Ni regadíos en La Manchuela ni ostias no sea que aprendamos a cultivar melones y les dejemos sin naranjas. Tercera. El Estado español no se hizo para que haya regadíos, empleo y futuro en la meseta, donde habitan los mesetarios (dicho sea sin restarle ni un ápice de la carga despectiva que encierra el término, tan usado por todos sabemos quiénes), gentes cuya sensibilidad es secundaria, no así la de valencianos y alicantinos, ¡por Dios!, que no deben pelearse entre ellos, que estos si son españoles de primera, no como los castellanos, restospañoles y se acabó. La “sensibilidad” de los castellanos, o no existe o se la pueden pasar por el arco del triunfo políticos e instituciones sin más. Total, hablamos de Cuenca y Albacete, seres en peligro de extinción.
ABC 09/03/2015 |
Pero, ¿de qué estamos hablando? Hablamos de la enésima traición y puñalada en la espalda al pueblo castellano, más concretamente al conquense (y albacetense), hablamos del acuerdo entre el Ministerio de Agricultura, la Generalidad Valenciana y cabe suponer que de la Junta de Comunidades de Castilla–La Mancha regida por la señora Cospedal (que actúa sirviéndoles el café al más puro estilo Bono-Barreda), consistente en trasvasar agua desde el pantano de Alarcón (Júcar) por primera vez hacia el Vinalopó alicantino “para evitar y abaratar el coste de bombear caudales desde la parte baja del tramo valenciano en la toma del Azud de la Marquesa” a los pobres levantinos, costes que tendremos que pagar los ricos castellanos, que como de costumbre tenemos espaldas y tragaderas para todo, así como para “evitar las continuas trifulcas por el agua entre valencianos y alicantinos que provocan los trasvases entre esas dos provincias”. Las trifulcas con los castellanos, esas si son asumibles, ¡qué se jodan los mesetarios!
Históricamente, desde
Alicante, se pide agua del Júcar desde la toma del Azud de la Marquesa, en el
tramo valenciano del Júcar, por ser medianamente abundante y de calidad aún (es
un decir), pero los valencianos se oponen porque eso les resta agua a ellos en
el tramo final del río antes de desembocar en Cullera, ofreciéndola solo desde
aquí (bombeo arriba), cosa que los alicantinos no aceptan porque en ese tramo
ni hay agua, ni es de calidad pues el río es ya una inmunda cloaca, se ha esquilmado
ya totalmente convirtiendo al mismo en una charca infecta y porque claro, hay
que bombearla hacia arriba y no están dispuestos a pagarla. Ahora, para
'solucionar' la negativa a trasvasarse agua entre ellos en su tramo del río, no
se les ha ocurrido otra cosa que acudir, como siempre, al tramo conquense, a
Alarcón, ese pantano cuyas aguas no pueden por las leyes españolas (adviértase
la intención de esta palabra) usarse en regadíos en la castellana Manchuela,
donde está el pantano, el Júcar y el Cabriel, ríos todos ellos intocables salvo
si se es valenciano. Esta es la 'solución' ideada por Fabra, el presidente
valenciano, para evitar las peleas entre levantinos. Y Cospedal de compras en
Loewe. Muy listo Fabra y la ministra Tejerina: la “solución” consiste en un
cambio de sitio del problema, a nuestra costa, claro, que para eso somos restospañoles
sin sensibilidad como bien claro han dejado todos. Y es que los levantinos
también se oponen a los trasvases cuando han de cederla, no así cuando han de
recibirla.
Voces de Cuenca, 15/03/2015 |
Pero esto no es todo. No
hace falta ser muy listo para darse cuenta que en el acuerdo además de violarse
por enésima vez la teórica preferencia de las cuencas cedentes y el derecho a
su uso, así como a una compensación económica justa, hay una subvención
encubierta ilegal ya que la fórmula elegida implica que en la factura de los
hogares se está incluyendo el coste del bombeo extra para el agua de regadío,
es decir, que como los agricultores levantinos no pueden, o no quieren, pagar
el sobreprecio del bombeo, nos lo repercuten a todos en nuestros hogares. ¿Cómo
era eso de además de putas ponemos la cama? Esto es manifiestamente injusto,
ilegal e inmoral, porque no solo se llevan nuestra agua, sino que les pagamos
para que se la lleven. Eso sí, de los beneficios que ella genera no vemos ni un
euro. Visto que el doble expolio-trinque que soportamos goza del visto bueno
del periferista Estado español, ¿tendrá algo que decir Europa?, ¿alguien acudirá
a los tribunales?
Y digo yo, ¿qué fue del
famoso Decreto Romero de hace décadas para construir entre 50 y 60.000
hectáreas de regadío en La Manchuela conquense y albacetense, que crearían
20.000 empleos agrícolas y agroindustriales, además de los indirectos e
inducidos?, ¿tendrá alguien, ejem, arrojos de incluirlo en su próximo programa
electoral? ¿Para cuándo un partido de estricta y exclusiva obediencia castellana,
un partido castellanista que nos libere de nuestras cadenas y miserias?,
¿cuándo seremos capaces de decirnos a nosotros mismos que haremos (con nuestra propia
agua del Júcar y del Cabriel, sin pedirle nada a nadie y pese a quien pese), lo
que otros ya hacen con la ajena?, ¿cuándo, en definitiva, dejaremos de
consentir que nos tomen el pelo unos y otros, de aquí y de allí, del PP y del
PSOE, de que se nos sacrifique para beneficio de otras partes de España?
Solo en esta legislatura se han cometido algunos de los más graves atropellos contra los intereses económicos de Castilla, tales como el bochornoso acuerdo Tajo-Segura, al que por primera vez se le dio rango de ley y que establece unas normas que dan seguridad jurídica y tranquilidad solo a los agricultores levantinos, lo que significa que por primera vez, si no nos dejamos expoliar el agua, estamos incumpliendo la ley.
Y eso por no hablar de la estafa jurídica y política que supone mantener dentro de la cuenca hidrográfica del Júcar a comarcas valencianas enteras que son independientes de este río, tales como El Alacantí o la Marina Baja del acuerdo, lugares que recibirán ahora el agua de Alarcón como si fuese propia, lo que a mi juicio se hace para encubrir lo que realmente es, un trasvase, y para aumentar la superficie y la representación política valenciana en la Confederación Hidrográfica del Júcar, el 60% o más de cuya superficie no es realmente Júcar.
Ese anticastellano acuerdo, digámoslo sin rodeos, demuestra el permanente y calculado engaño del Ministerio de Agricultura cuando aseguró que “excluiría de la futura demarcación hidrográfica del Júcar las comarcas citadas” y deja en evidencia al jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la Confederación del Júcar, Teodoro Estrela, quien públicamente “descartaba de manera tajante la opción de trasvasar desde el pantano conquense de Alarcón hasta el Vinalopó” asegurando, en junio de 2014, que “no había alternativa a que la toma del trasvase fuera en Cullera’ y que “así se contempla en el Plan de Cuenca del río y de la demarcación”.
Todo ello demuestra hasta qué punto se pitorrean de nosotros, de sus propias declaraciones y de sus propios planes y leyes, así como la preeminencia de los intereses valencianos sobre los castellanos en esta España periferista. Alberto Fabra, presidente de la Comunidad Valenciana, le ha ganado la partida a Mª Dolores de Cospedal, como en su día Zaplana se la ganó al coleccionista de caballos de carreras y áticos Bono y al terrateniente y marqués Barreda, el hombre que se sacó “su” plaza de profesor en la Universidad de CLM (¿en cuál si no?) siendo consejero de Educación.