Por
Javier Martínez.
"El derecho a decidir implica decidir sobre todas las cosas. [...] ¿Quiero
que Cataluña se independice? No, no quiero pero sé que la casta española ha insultado a
los catalanes, se que la casta española no ha entendido que España es un país de países, una nación de naciones. [...] ¿Derecho a decidir?
por supuesto. Respetaré la decisión de los catalanes acerca de su futuro
político."
La cita es de Pablo
Iglesias Turrión, macho alfa de Potemos, que es como se llama en el reino animal a los
líderes de la manada -aunque sean hembras-, en un esperado mitin en Barcelona (21/12/2014)
tras el calculado perfil bajo adoptado ante el anticonstitucional butifarrendum secesionista del 9N. En la
misma, nos deja claro que cuando los peris nos insultan con lo de "España
nos roba", “nos expolian”, "nos oprimen", “los españoles son chorizos por ser españoles” y
un largo y nauseabundo etc., en realidad les insultábamos nosotros; nos deja claro también que España es un país de países… pero él no sabe cuál es el suyo (Castilla, al que nunca cita), ni le importa lo más mínimo -y eso que tiene
una bandera con dos cuarteles rojos, aunque sea rojo carmesí-, su estado de
postración y expolio real de recursos humanos e hídricos por ejemplo. Nos deja meridianamente claro, en suma, que el unilateral derecho a excluir, digo a decidir a quién
hago extranjero en su propia tierra, solo les corresponde a los catalanes (toma
democracia, toma igualdad) no pudiendo los castellanos expulsionistas como yo
independizarse de esa tropa desleal ni mediante el voto. Y es que los
castellanos no pasamos de restospañoles para la banda de Potemos, somos simples
españoles de segunda con menores derechos. Somos Restospaña, no Castilla, a la que como digo, jamás menciona. Y eso que somos uno de esos países, según dice. Para Potemos, Cataluña puede votar sus relaciones con Castilla y demás pueblos hispánicos. A la inversa no. Nada nuevo en la izquierda troyana española.
A ver, Pablito, ¿la
casta española ha insultado a los catalanes? ¿Por qué no te presentas a
presidente de los catalanes, que tienen una casta educada que jamás roba ni
insulta a nadie, ni nos trata como una raza inferior -como a unos vulgares
lúmpenes-, y nos dejas en paz? Por cierto, ¿llamar casta a todo hijo de vecino
no es insultar?, ¿un eurodiputado de Potemos como tú no es casta pero los demás
sí? Estás triunfando, es cierto, pero cubriéndote de mierda. Triunfas a base de
apelar al resentimiento, al enfrentamiento y la envidia entre españoles, a
hurgar en la desgracia de millones de parados (¿cuántos empleos has creado tú
en tu vida?), apelando a las vísceras, a las bajas pasiones, llamando
"perros de la derecha" a cuantos no te hacemos la ola. No me extraña
que comulgues con las tesis excluyentes de los castellanófobos peris. Ellos también
nos llaman perros callejeros (xarnego en catalán) desde hace más de cien años.
Aún recuerdo cuando los profesores de bachillerato, mayoritariamente catalanistas del PSOE, nos
humillaban en clase con lindezas como: “que levanten la mano los que saben
hablar en valenciano”. Y la levantó uno, Salva se llamaba, que para más inri
era valencianista, ergo furibundo anticatalanista. “Y ahora que levanten la mano
los analfabetos”. Tendría yo unos 16 años.
Esa gentuza está hoy reclamando el derecho a excluir a quién hago extranjero y a quién no de una puta vez, que han pasado 35 años y ya toca abrir el candado del 78. Y el criterio de exclusión no es otro que el idioma. En otra ocasión, otro profesor de la misma cuerda izquierdista-catalanista, soltó sin despeinarse: “lo que no puede ser es que los castellanos vengan aquí y se casen con gente de aquí. Eso no puede ser.” Enseñanza de instituto público. Ya saben Vds. por qué abandoné de bien joven la izquierda: por falta de oxígeno, el hedor era insoportable; tanto el PSOE como IU o Compromís (entonces BNV) dejaban bien claro que ser castellanohablante y de izquierdas eran cosas incompatibles. Si naciste castellano, automáticamente eras un fascista imperialista opresor. Así es como me hice “de derechas” (y castellanista), para respirar, un sencillo acto defensivo. Ese es el lodazal ideológico periférico que apoyas, Pablo. No es que quieran autodeterminarse (eufemismo que esconde la exclusión social lingüística, la ruptura jurídico-político-administrativa, la separación de grupos humanos por razón de lengua, de origen), es que además quieren determinarnos a los demás, quieren hacerlo sin que los castellanos y demás restospañoles podamos decir ni mu, unilateralmente "o sobre todas las cosas". No hace falta pues apelar a la unidad de España o a la común soberanía popular que por común, entre todos debemos decidir si la mantenemos o la troceamos. Es también una cuestión de igualdad. Y hasta de dignidad. ¿O nosotros no podemos tener nuestros sentimientos, nuestro corazoncito?
Esa gentuza está hoy reclamando el derecho a excluir a quién hago extranjero y a quién no de una puta vez, que han pasado 35 años y ya toca abrir el candado del 78. Y el criterio de exclusión no es otro que el idioma. En otra ocasión, otro profesor de la misma cuerda izquierdista-catalanista, soltó sin despeinarse: “lo que no puede ser es que los castellanos vengan aquí y se casen con gente de aquí. Eso no puede ser.” Enseñanza de instituto público. Ya saben Vds. por qué abandoné de bien joven la izquierda: por falta de oxígeno, el hedor era insoportable; tanto el PSOE como IU o Compromís (entonces BNV) dejaban bien claro que ser castellanohablante y de izquierdas eran cosas incompatibles. Si naciste castellano, automáticamente eras un fascista imperialista opresor. Así es como me hice “de derechas” (y castellanista), para respirar, un sencillo acto defensivo. Ese es el lodazal ideológico periférico que apoyas, Pablo. No es que quieran autodeterminarse (eufemismo que esconde la exclusión social lingüística, la ruptura jurídico-político-administrativa, la separación de grupos humanos por razón de lengua, de origen), es que además quieren determinarnos a los demás, quieren hacerlo sin que los castellanos y demás restospañoles podamos decir ni mu, unilateralmente "o sobre todas las cosas". No hace falta pues apelar a la unidad de España o a la común soberanía popular que por común, entre todos debemos decidir si la mantenemos o la troceamos. Es también una cuestión de igualdad. Y hasta de dignidad. ¿O nosotros no podemos tener nuestros sentimientos, nuestro corazoncito?
Creo que la unidad de España es, objetivamente, coherente, necesaria y buena para todos (por eso no soy independentista), pero igualmente se que votaría la expulsión de más de uno debido a que los veo incorregibles, colmados de incurable odio anticastellano, a que son un lastre sin solución que agotan al país, a que no nos merecemos el trato que nos dispensan y a que aquí no cabe un tonto más y, o los tiramos por la borda, o el barco se hunde. España, mejor rota que asimétrica, es lo menos malo para Castilla.
El chorrito de Tania Sánchez
Mira Pablo, como veo
que te cuesta, te lo voy a explicar con un ejemplo algo escatológico, el de la
meada, que es muy sencillito, a ver si así te enteras. Imaginemos que los
hombres de un pueblo cualquiera desean entrar en los servicios de las señoras,
a ver qué tal miccionan éstas. ¿Por qué no proclamar la igualdad de hombres y
mujeres en el acceso a los váteres, que ellas puedan entrar en el de los
hombres y viceversa? Para ello, y para no presentar mácula alguna de
antidemócratas, organizan un referéndum unilateral, esto es, solo para hombres, un
9 de noviembre, donde ejercer mediante urnas de cartón su derecho a decidir si entran o
no en los váteres de las féminas. No es difícil colegir que semejante
autodeterminación varonil, también determina a ellas, ¿verdad? Imaginemos ahora que
ellas se oponen, no solo al resultado, sino a la celebración misma del
referendo. ¿Podemos tacharlas de antidemócratas? No lo creo. Eso es lo que nos
dicen los catalanistas a cuántos nos opusimos al butifarrendum catalán, y eso
es lo que tu apoyas, Pablo: que los restospañoles (las señoras del ejemplo), traguemos
con el “democrático derecho a decidir” de los catalanistas (los varones del ejemplo).
¿Dónde está el artero engaño? Tan sencillo como que en democracia no todo puede votarse, no hay derecho a decidirlo todo, y aquellas cosas que si pueden decidirse, que se pueden votar, deben hacerlo cuantos se vean implicados, con independencia de lo que luego voten (estáis presuponiendo que los restospañoles votaríamos a favor de retener a los traidores catalanes. Y os equivocáis). Pero esa es ya otra cuestión.
Vosotros, los unilateralistas (método por cojones), que tantas lecciones de democracia dais, no tenéis ni el cuajo ni los arrojos de plantear un referendo nacional porque teméis el resultado. Teméis que los expulsionistas, los únicos con motivos reales para la ruptura, arrasemos y acabemos con el cáncer para siempre. ¡Por fin habrá un grifo, un contador y una tarifa de precios para cada trasvase! Se acabó el expolio fiscal vasco-navarro. Fin a la miseria y la emigración en Castilla.
¿Dónde está el artero engaño? Tan sencillo como que en democracia no todo puede votarse, no hay derecho a decidirlo todo, y aquellas cosas que si pueden decidirse, que se pueden votar, deben hacerlo cuantos se vean implicados, con independencia de lo que luego voten (estáis presuponiendo que los restospañoles votaríamos a favor de retener a los traidores catalanes. Y os equivocáis). Pero esa es ya otra cuestión.
Vosotros, los unilateralistas (método por cojones), que tantas lecciones de democracia dais, no tenéis ni el cuajo ni los arrojos de plantear un referendo nacional porque teméis el resultado. Teméis que los expulsionistas, los únicos con motivos reales para la ruptura, arrasemos y acabemos con el cáncer para siempre. ¡Por fin habrá un grifo, un contador y una tarifa de precios para cada trasvase! Se acabó el expolio fiscal vasco-navarro. Fin a la miseria y la emigración en Castilla.
A un servidor, que
está hasta el escroto de supremacistas personajillos pseudodemócratas que defienden
que catalanes y vascos puedan decidir si quieren compartir o no casa común conmigo,
sin que yo pueda igualmente decidir si les mando al averno, les aguanto o les
acepto como iguales, no le queda otra -dado que hay muchos pablos que otorgan o se muestran condescendientes con la asimetrización-, que deciros alto y claro ¡váyanse
a tomar por culo Vds. y su concepto de democracia! Al negarme un derecho que a
otros les acepta, Vd. crea castas, la casta superior periférica y la inferior
castellana, crea status jurídicos distintos entre españoles. Como dijo
Labordeta, váyase a la mierda.
P.D.: ¿No les recuerda eso de "respetaré la decisión de los catalanes acerca de su futuro político" a cierta frase pronunciada por el bobo solemne que nos metió a todos en la descomunal crisis político-económica en que estamos? A ver si aprendemos de una vez que no deciden su futuro, deciden el nuestro, el de todos.