Por Javier Martínez
En esta bitácora venimos denunciando el trato vergonzante e injusto que España da, o permite, incluso desde su misma Constitución, a sus territorios más leales, en materia fiscal. Recientemente hemos conocido un nuevo caso que lo pone de manifiesto y que se añade al consabido plan de succión de empresas (y por ello de impuestos y empleos) conocido como vacaciones vascas y que Luxemburgo juzgó como ilegales y contrario al libre mercado.
ElConfidencial.com del 02/02/2012, publica lo siguiente: ‘según asegura un portavoz oficial de la Diputación de Guipúzcoa, la Inspección de la Hacienda Foral ha abierto una investigación al grupo de sociedades que el tenista mallorquín ha tenido domiciliado en el territorio histórico desde 2006 hasta finales de 2011. Un proceso que se pone en marcha apenas un año después de que Bildu [heredera de Batasuna] arrebatara ese feudo al PNV durante las pasadas elecciones autonómicas. El cambio de guardia parece haber puesto bajo la lupa la ventajosa normativa tributaria que el partido nacionalista había diseñado para las empresas. Y a quienes de ella se han beneficiado’.
Todo parece indicar que al tenista icono del españolismo, al haber abandonado ya Guipúzcoa como paraíso fiscal, al no ser ya rentable al interés vasco, pues han decidido ponerlo en el disparadero y cebarse con él. Han sido las ganas que le tenían, por su condición de deportista orgulloso de su españolidad, lo que ha permitido que nos enterásemos del caso, ¿cuál si no es el interés de esta filtración de datos confidenciales? No pretendemos aquí juzgar a Nadal, al que admiramos tanto en lo profesional como en lo personal, y que no ha hecho nada fuera de la ley, que se sepa, por cuanto únicamente se ha aprovechado de algo que es legal, tributar lo menos posible acogiéndose al régimen fiscal más favorable a sus intereses como hubiésemos hecho cualquiera de poder hacerlo, el foral vasco. Pretendemos juzgar al sistema que lo hace posible y que tan injusto es para los territorios españoles de régimen común (todos menos Vasconia y Navarra, y del que aspira a salirse Cataluña, cerrándose así el círculo y quedando Restospaña). Nadal domicilió sus empresas en Guipúzcoa para acogerse a las ventajas fiscales tal y como ha reconocido, pese a mantener su domicilio fiscal particular en Baleares, algo frecuentísimo, y posible, por cuanto las sociedades son personas jurídicas independientes de sus accionistas.
‘Nadal decidió ya hace un lustro que sus empresas cumplieran con el fisco lejos de su isla natal, aprovechando el beneficioso marco fiscal existente en Guipúzcoa. De hecho, Aspemir, firma controlada por el deportista y domiciliada en San Sebastián, declaró entre 2005 y 2009 beneficios por importe de 47,37 millones de euros. Según las cuentas remitidas al Registro Mercantil en esos cuatro años, la citada compañía apenas pagó 11.058,42 euros en concepto de Impuesto de Sociedades. Es una de las empresas que el tenista […] ha mantenido en estos años como parte de un entramado de sociedades radicado en el territorio histórico’ prosigue el citado medio. ¿Qué les parece?, ¿cómo se les ha quedado el cuerpo? Pues eso es legal. El sistema que lo hace posible figura blindado en la mismísima Constitución española, de ahora en adelante, Constitución españolari. Ahora extrapolen el caso a miles de situaciones desconocidas. Nadal pagó un 0,02% en vez de un 30% por el Impuesto de Sociedades, si bien ahora, destapado el caso, se ha regularizado (su error fue mantener su domicilio particular en Mallorca). Eso es lo que los expertos llaman economía de opción u optimización fiscal, que es la principal industria de los llamados paraísos fiscales. Justo sería decir también, que al menos Nadal no se ha domiciliado fuera de España, como hacen la mayoría, si bien, para el caso, es como si lo estuviese.
Como se ve, la simulación del domicilio de las sociedades, para así, haciendo un uso abusivo de un régimen ventajoso aplicable solo en los territorios forales, no pagar prácticamente impuestos en ese territorio foral, cuando se debería haber tributado desde un principio en otro lugar de régimen común, por ejemplo, Castilla, es una triquiñuela, tan frecuente como injusta para Restospaña que acaba succionándola, convirtiéndola en una colonia y en un erial empresarial que afecta sobre todo a los territorios colindantes, es decir, a las castellanas provincias de Santander, Burgos y Logroño (rebautizadas recientemente como Cantabria, Burgos y Rioja, respectivamente) pero también, como se ve, a lugares más alejados.
Lo hemos denunciado otras veces, Vasconia y Navarra son, en la práctica, dos paraísos fiscales consentidos dentro de España, con lo que eso tiene de amparo legal dado precisamente por quien va a ser objeto de la succión y expolio. Solo la UE, y de forma tímida y ocasional, se ha atrevido con ese dumping fiscal. Los restospañoles, ¿somos idiotas o qué?, ¿y todo esto para que no se vayan?, ¿estamos comprando su lealtad? No, estamos pagando, y perjudicándonos, para que cuando la teta restospañola no dé más leche, de todas formas, se piren. Hemos creado un sistema fiscal que hace rentable hasta el infinito la no independencia para los territorios forales independentistas (que así solo aspirarán al privilegio, como insistentemente quieren también los catalanes, y llevan camino de conseguir, y que además tienen la desfachatez de insultarnos continuamente con campañas como ‘Espanya ens roba’) pero una ruina para el teóricamente leal de régimen común (eso explica el interés catalán en salirse y copiar el concierto vasconavarro). Y digo teóricamente leal porque, de mantenerse intacto, somos el resto quienes acabaremos renegando o quienes debiéramos alegrarnos de que se vayan, cosa que se percibe ya en los comentarios anónimos de los foros[1][2].
Los ‘leales’ tenemos colmatadas las tragaderas. Los peris lo tienen claro, hay algo mejor que la independencia, el privilegio, estar dentro para lo bueno (el mercado de 47 millones y la protección jurídica les garantizan una favorable balanza comercial) pero no siendo iguales, sino con privilegios, con asimetrías. El problema político para tales asimetrías, es que los demás empezamos a tener claro que solo nos interesa la unidad española, vivir en una casa común, si las reglas son las mismas. De lo contrario, adiós España, las ventajas de la unidad desaparecen (se rompen sinergias) y aparecen los inconvenientes (la sumisión de unos a otros). Los castellanos no queremos ser de segunda, no queremos convertirnos en una colonia interior, y amablemente les invitaremos, a vascos, navarros, catalanes y demás tropa a seguir el camino de Portugal, que pese a las apariencias no es otro que el de la 'independencia' política y la dependencia económica (tal y como los propios estudios e informes de la UE y bancos de inversión lo consideran, una comunidad autónoma más de España en asuntos económicos).
Los ‘leales’ tenemos colmatadas las tragaderas. Los peris lo tienen claro, hay algo mejor que la independencia, el privilegio, estar dentro para lo bueno (el mercado de 47 millones y la protección jurídica les garantizan una favorable balanza comercial) pero no siendo iguales, sino con privilegios, con asimetrías. El problema político para tales asimetrías, es que los demás empezamos a tener claro que solo nos interesa la unidad española, vivir en una casa común, si las reglas son las mismas. De lo contrario, adiós España, las ventajas de la unidad desaparecen (se rompen sinergias) y aparecen los inconvenientes (la sumisión de unos a otros). Los castellanos no queremos ser de segunda, no queremos convertirnos en una colonia interior, y amablemente les invitaremos, a vascos, navarros, catalanes y demás tropa a seguir el camino de Portugal, que pese a las apariencias no es otro que el de la 'independencia' política y la dependencia económica (tal y como los propios estudios e informes de la UE y bancos de inversión lo consideran, una comunidad autónoma más de España en asuntos económicos).
[1] “El problema es el de siempre y que nadie, especialmente los políticos, se atreven a denunciar: el régimen fiscal vasco es una vergüenza y un privilegio para los señoritos vascos y navarros, que dicho sea de paso, les permite, entre otras cosas, tener un paro del 11% solamente ¡con la que está cayendo en España! Y todavía peor, ese régimen fiscal no es solidario con el resto de españoles, es decir, se lo quedan todo y se lo gastan ellos, una vergüenza, oiga... no me extraña que los catalanes quieran un régimen fiscal propio similar... ¡Toma, y yo! […] no le quepa duda que la prosperidad productiva de una región se la debe al mercado que le compra, y en esto a los catalanes, a los vascos y a los madrileños les compran todas las demás regiones. Yo soy de Madrid, la CCAA más rica de España y la que más aporta al resto y no me parecería justo en la medida que tanto Madrid como Cataluña y por supuesto País Vasco, viven del resto de CCAA. Así de sencillo. Si los nacionalistas siguen en su egocéntrica postura, mejor que se independicen. Todos seremos más felices. Pero la situación actual del País Vasco y Navarra es sencillamente indecente”
(Uriz, internauta anónimo en el foro de ElConfidencial.com, 09/03/2012, comentando la noticia del ‘caso Nadal’)
[2] “A uno no le parece mal que País Vasco, Cataluña o quien sea quiera separarse de España, pero mientras esté en España... como todos, nada de privilegios,… nada de privilegios-nueces manchados de sangre, ahora que dicen que ha acabado ETA, hay que devolver todas las nueces, y el concierto y cupo vasco navarro es una de las más sucias nueces”
(Sanz, internauta anónimo en el foro de ElConfidencial.com, 09/03/2012, comentando la noticia del ‘caso Nadal’)
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