Por Javier Martínez.
Tras analizar el borrador del Plan Hidrológico del Tajo desvelado por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, y publicado en el BOE el pasado 20/03/2013, así como las distintas reacciones al mismo, no queda otra que rechazarlo de plano ya que no resuelve ni reconoce ninguno de los graves e históricos problemas que atenazan a Castilla ni corta de raíz con las salvajes políticas trasvasistas hacia la periferia.
"Stop trasvases. Regadíos en Castilla". Pintada junto al embalse de Alarcón (Cuenca, Castilla). |
"No resuelve ni reconoce ninguno de los graves e históricos problemas que atenazan a Castilla ni corta de raíz con las salvajes políticas trasvasistas hacia la periferia"
Es una nueva tomadura de pelo. La enésima. En primer lugar mantiene y blinda a perpetuidad el acueducto Tajo-Segura lo que acentúa en la periferia peninsular un modelo de desarrollo económicamente insostenible basado en el expolio de agua al vecino (al que incluso se le niega su uso), en la rapiña pura y dura de un recurso que ni tienen ni están dispuestos a comprar (a un precio razonable), a su justo propietario, Castilla, impidiendo además a ésta su utilización y arrasando toda posibilidad de desarrollo en la misma. No solo eso, sino que la voracidad y la demanda infinita del agua ajena, provocan notables desastres medioambientales en Castilla sin que eso importe ni se corrija, solo se maquilla elevando caudales mínimamente en tres ciudades pero sin garantía real siquiera de su cumplimiento. A modo de ejemplo, basta utilizar Google Earth para comprobar cómo en la desembocadura del Jarama en el Tajo, el río afluente lleva cinco veces más agua que el río principal, que ya ha sido desangrado, o como los caudales a su paso por Aranjuez, Toledo o Talavera han hecho del Tajo una caricatura de lo que antaño fue y una inmunda cloaca a cielo abierto.
El borrador del Plan Hidrológico del Tajo presentado anticipa, además, por donde irá el del Júcar. Ambos son los más polémicos y los únicos sin aprobar. Y en ambos nos dejan claro que los castellanos seguiremos viendo trasvasar gratis nuestra agua, mientras aquí seguiremos siendo abastecidos en camiones cisternas en docenas de pueblos y sin poder transformar en regadío nuestros mejores valles, y todo ello pese a que el recurso es nuestro. Con este plan se confirma que el Estado quiere regadíos y desarrollo sin límites en la periferia y miseria e inmigración en la meseta hasta por lo menos 2027. Se confirma además, que eso se hace a nuestra costa, sacrificándonos, y ello no solo porque no contempla que también aquí podamos utilizar nuestra agua, así como la infraestructura del canal Tajo-Segura, en nuevos regadíos, etc., sino porque ni se plantean posibles compensaciones económicas, tan solo unos litros más para que podamos ver nadar los pececitos.
"El borrador del Plan Hidrológico del Tajo presentado anticipa, además, por donde irá el del Júcar".
Embalse de Alarcón, (Cuenca, Castilla). |
A modo de ejemplo de lo que supone impedirnos la utilización del agua para nuestro desarrollo, comparemos con lo sucedido en la comarca de El Carracillo (Segovia). El milagro del Carracillo segoviano mantiene a 20.000 personas de la huerta. La comarca vende 120 mil toneladas de productos hortofrutícolas. Sus habitantes no conocen el paro, que es residual. Es una isla de prosperidad sin mar a la vista, pero con mucha agua. El Carracillo es ahora la comarca más rica de Segovia y de las más avanzadas de Castilla en cuanto a agricultura innovadora. No sufre la despoblación de otros pueblos de Castilla y sirven al mercado nacional y extranjero los mejores productos de la huerta. Ha pasado de ser la zona más pobre de Segovia a la comarca más próspera. Los regadíos obraron el milagro. Sus cifras de ventas, en crecimiento constante, despiertan las envidias de cualquier territorio. En 2010: 100 millones de euros, mitad y mitad entre venta directa y producto transformado. En todos sus pueblos cuentan ya con al menos una industria agroalimentaria transformadora. El Carracillo no deja de innovar y en los últimos 5 a 7 años se ha producido un empuje de transformación agraria importantísimo. La revolución consistió en hallar el cultivo apropiado para una tierra que fue nefasta siempre incluso para el cereal. Regadío se llama la fórmula con la que llegó la innovación agraria. De los primeros cultivos de regadío, consistentes en achicoria, se ha pasado a la huerta más selecta. Luego la innovación agraria de la huerta sumó a la zanahoria y la patata y la remolacha, el puerro, la remolacha roja y la endivia. Hace cinco años la lechuga y así hasta hoy. Y solo hablamos de 7.600 hectáreas, de las cuales se riegan regularmente 3.500. Cuando el nuevo plan de regadío se ponga en marcha, el agua alcanzará a regar otras 1.500 hectáreas más (Fuente: Ical).
Frente a esos contundentes datos, tenemos el caso de Cuenca, donde el 47% de los conquenses han emigrado, no viven en la provincia, y sin embargo tenemos numerosos ríos. ¿Qué pasaría si utilizásemos aquí el canal Tajo-Segura para regar por donde pasa, qué sucedería si controlásemos el Júcar y si por fin se transformasen las 50.000 hectáreas que en su día se declararon de interés general en La Manchuela conquense y albacetense?, ¿desaparecería el paro y la inmigración? Si 7600 hectáreas mantienen a 20.000 personas (clima es similar), 50.000 (solo en La Manchuela) mantendrían a 131.000 (la mitad aproximadamente en Cuenca y la otra en Albacete). Hablamos solo del Júcar. Si se creasen otras 50.000 hectáreas en tierras atravesadas por el canal Tajo-Segura, serían otras 131.000 personas, esta vez todas en Cuenca. ¡Aunque fuesen la mitad!
Los castellanistas y demás conquenses debemos dejar constancia de nuestro frontal rechazo al borrador, que se antoja casi como definitivo pues parece pactado, y del hartazgo que supone ver durante décadas como los periféricos se llevan el agua con la aquiescencia del Estado consentidor y sin que nadie contemple compensaciones para el interior castellano.
Debemos además denunciar la negociación del plan de espaldas a la sociedad y con sordina, ya que la orden a las partes implicadas ha sido la de guardar silencio, y cuya primera víctima también ha sido Castilla-La Mancha pues durante un año Cospedal (PP) ha dejado de recurrir en los tribunales los sistemáticos trasvases en lugar de usarlos para seguir presionando en la negociación. Señores del PP, ¿dónde ven ustedes el 'gran éxito'?
Pintada cerca de Motilla del Palancar (Cuenca, Castilla) |
Quiero recordar que los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Tajo hace años que tienen terminado el plan. Lamentablemente, este no contempla ningún cambio significativo, ninguna mejora sustancial en tierras castellanas, salvo un aumento de las reservas de la cabecera de 240 a 400 hectómetros cúbicos que se antoja un mero caramelo, fácil de incumplir, para calmar a los incautos. La experiencia demuestra que esas cifras son papel mojado. Muchos castellanistas pensamos que eso es un simple anzuelo del PP para tapar bocas a ingenuos y que nada sustancial cambia. A Castilla se le sigue asignando un papel económica y políticamente irrelevante y secundario en el conjunto español.
La prueba fehaciente de que el plan estaba concluido hace años, de que su aprobación perjudica a los intereses de Castilla y de que no se podrán cumplir las reservas ecológicas ahora publicitadas (que de todas maneras se dan un plazo de cinco años para alcanzarlas), la tenemos en que fue colgado en la web de la Confederación en 2011 por la anterior presidenta de la misma, la socialista Mercedes Gómez (el Gobierno del PSOE le obligó a retirarlo inmediatamente e hizo que Gómez pagara por ello), y en él se decían cosas como que el trasvase es inviable por la caída de las aportaciones de agua (en el período 1980-2006 se han reducido a la mitad de las previstas en el anteproyecto del trasvase Tajo-Segura de 1967), por el imparable aumento del consumo en la cuenca del Tajo debido a la explosión demográfica de Madrid y su desbordamiento hacia Guadalajara y Toledo y la inevitable presión de la Directiva Marco europea por la mejora ecológica de los ríos. Resulta evidente que para hacerlo ahora ‘viable’, para mantenerlo, el interior será sacrificado. Esta es la razón por la que en su día el gobierno de Aznar planeó el trasvase Ebro-Segura, para dotar de nuevo grifo a la costa ante la incapacidad del Tajo de poder abastecer a su cuenca (Gran Madrid) y al Mediterráneo al mismo tiempo. Con la llegada de Zapatero en 2004 y la ausencia de mayoría absoluta, ERC impuso eliminar el trasvase del Ebro (cuyo punto de toma estaría justo antes de tirarla al mar) y Zapatero lo aceptó (lo que prueba que los socialistas, si realmente hubiesen tenido voluntad de acabar con el trasvase del Tajo también lo hubiesen hecho). Ahora, perdidas las ayudas europeas para construir el trasvase del Ebro, sin dinero por la situación económica precaria del país, con un PP que gobierna en minoría con el antitrasvasista PAR en Aragón y sin agallas para exigirles a los catalanes su cuota de solidaridad hídrica con el Mediterráneo (¡y eso que están siendo rescatados financieramente por todos los españoles!), los paganinis de esta situación seremos, como siempre, los castellanos de las cuencas del Tajo y Júcar. Porque una cosa es cierta, Murcia y Valencia, tendrán agua ajena sí o sí. Castilla, eso ya es otro cantar, ni la propia. Antes permitir tirar el agua del Ebro al mar que dejar de sangrar al interior castellano y permitirle un futuro. Eso es España hoy. Antes fue Zapatero (PSOE), ahora es Rajoy (PP). ¡Y pensar que si no se tirase al mar la del Ebro habría agua y futuro para todos! No ser castellanista en esta España se paga caro, se paga haciendo las maletas (en Cuenca el 47%). Castellanismo o emigración.
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