Por Javier Martínez.
Me
viene a la mente una, a mi juicio, clarividente cita de Muñoz Molina[1]
sobre la deriva ideológica de la izquierda española según la cual en las
regiones periféricas “primero se hizo
compatible ser nacionalista y ser de izquierda. Después se hizo obligatorio. A
continuación, declararse no nacionalista se convirtió en la prueba de que uno
era de derechas. Y en el gradual abaratamiento y envilecimiento de las palabras
bastó sugerir educadamente alguna objeción al nacionalismo ya hegemónico para
que a uno lo llamaran facha o fascista” y que no por cierta y clara sigue
escondiendo algo que muchos denunciamos: la izquierda española, no solo se ha
tragado el nacionalismo excluyente como ideología sino que asume como propio el
ideario anticastellano y castellanófobo que esos periferismos incuban y difunden
sin siquiera disimulo y que es la madre del cordero, la bicha que nadie quiere nombrar.
El madrileño Íñigo Errejón Galván nos ha salido separatista andaluz y se apunta a idolatrar a quién más ha hecho por envenenar, desenraizar, falsear la historia del sur castellano y triturar la historia de Castilla la Novísima. El tonto a las tres de la tropa piji-roji es así de simple. Al párvulo podemita, cualquier conato de anticastellanismo le hace babear, lo ingiere rápidamente. La "nueva" política, como la vieja, nace del estiércol más putrefacto. Nada nuevo. No sabemos qué es lo que más admira Errejón de Blas Farsante pero apuntamos algunas pistas: Blas Infante negó que Andalucía sea hija y parte de Castilla y que los andaluces sean repobladores castellanos. Blas Infante creó un nacionalismo fuertemente negador de Castilla, anti-católico y chusquero que se sacó de la chistera entre otras muchas cosas una neobandera inspirada en el verde del islam, religión que adoptó tras renegar del catolicismo, y un himno que es todo un plagio. También propuso acabar con las grafías latinas y escribir con el alfabeto arábigo, no dudó en visitar al golpista Companys en la cárcel... toda una joya. Ah, bueno, es cierto, se me olvidaba, fue asesinado por unos falangistas durante la Guerra Civil. Eso es suficiente y le convierte en un ser admirado por la izquierda, aunque en vida no pasase de friki mamarracho. |
Dado
que todos los nacionalismos periféricos se basan en la castellanofobia, pues todos
ellos construyen su corpus ideológico a partir del odio, la persecución y el
rencor a la lengua, cultura, inmigración e historia de Castilla (Castilla opresora,
Castilla fascista, Castilla imperialista, Castilla invasora, Castilla genocida
y centralista, Castilla explotadora y expoliadora, etc. son solo algunos de los
muchos mantras que destilan a diario) y dado que chapotean en el abierto
racialismo y supremacismo étnico, para ser precisos, la cita debería haber sido
escrita como sigue: “primero se hizo
compatible ser nacionalista castellanófobo y ser de izquierdas. Después se hizo
obligatorio. A continuación, declararse no nacionalista se convirtió en la
prueba de que uno era castellano y de derechas. Y en el gradual abaratamiento y
envilecimiento de las palabras bastó sugerir educadamente alguna objeción al
nacionalismo castellanófobo ya hegemónico en toda la periferia para que a uno
lo llamaran facha o fascista castellano” lo que sin duda encaja mejor con
la realidad política periférica. Hasta canarios y andaluces están tratando de implantar
un nacionalismo local apoyándose en escupir sobre el reino del que forman
parte: Castilla. Y no hablamos solo de la izquierda clásica, de IU o PSOE
solamente, también Podemos se apunta al continuo vilipendio.
Pablo Iglesias no duda en asociar
Castilla con una TV a la que cuelga el sambenito de casposa, reaccionaria, conservadora, caciquil y fascista cual es la católica 13TV simplemente porque no es de su
cuerda, e Iñigo Errejón, también madrileño, se nos ha vuelto adalid del
independentismo andaluz cuyo andalucismo agusanado y mal entendido difunde la
patraña de la conquista y posterior colonialismo castellano sobre los
andaluces, como si éstos y aquellos no fuésemos lo mismo.
"El anticastellanismo es hoy la ideología más transversal y silenciosa que existe en el panorama político español. Lo han interiorizado todos. Unos lo acatan por acción, otros por omisión."
¿Cuántas veces hemos
oído o leído al catalanismo más grasiento y mugriento identificar al PP y a Lucifer
con Castilla? Pues esa es la moto que Pablo Iglesias y su cuadra de
indocumentados compra y revende sin problema alguno. ¿De quién, Errejón, han de
liberarse los andaluces?, ¿de quién, Pablito, han de defender los catalanes su
lengua? ¿Atacando la nuestra, y a nosotros, es como “se defiende” la suya? Pero
cabe hacerse más preguntas. ¿Por qué la izquierda toda, aunque en distintos
grados, acepta denominaciones antihistóricas y expansionistas como Países Catalanes
o Euscal Herria y ni se plantea o rechaza la reunificación de Castilla en una única CC.AA. tal y como reconoce y es compatible con la Constitución? ¿Por
qué la derecha del PP defiende con orgullo su galleguismo, navarrismo y
valencianismo, al tiempo que su españolidad, y es incapaz de afirmarse
mínimamente castellanista y española? ¿A quiénes (y por qué) quieren ambos
complacer? ¿A qué vienen tantos complejos, es que sienten la necesidad de pedirles perdón por ser y nacer castellanos? El anticastellanismo es hoy, sin lugar a
dudas, la ideología más transversal y silenciosa que existe en el panorama
político español. Lo han interiorizado todos. Unos lo acatan por acción, otros
por omisión. Y así nos luce el pelo a los castellanos: troceada y diseminada
Castilla por hasta 11 CC.AA., somos ninguneados y presa fácil de todos. ¿Hasta
cuándo?