Por Javier Martínez.
Ironías de la vida, la ciudad castellana que fue humillada por el gobierno de Zapatero, y posteriormente por el de Rajoy, a cuenta de los famosos “papeles de Salamanca”, resulta ser el origen más probable del claustro románico redescubierto en una finca privada de Palamós (Gerona).
Muy felices se las prometía la Generalidad de Cataluña cuando en julio de 2012 emitió un informe, que solo puede ser calificado de político, a toda prisa, con el objeto de zanjar cuanto antes el asunto, cerrarlo y de paso, quedarse con el claustro. Había que evitar a toda costa que el claustro castellano acabara siendo la respuesta política al expolio-desmembramiento del Archivo Histórico Nacional de la Guerra Civil, que como todo el mundo sabe, acabó traspasando a Cataluña multitud de legajos que nada tienen que ver con esa tierra. Y no debe ser así; donde las dan, las toman.
"Había que evitar a toda costa que el claustro castellano acabara siendo la respuesta política al expolio-desmembramiento del Archivo Histórico Nacional de la Guerra Civil, que como todo el mundo sabe, acabó traspasando a Cataluña multitud de legajos que nada tienen que ver con esa tierra. Y no debe ser así; donde las dan, las toman".
Los “técnicos” reunidos por el gobierno catalán (todos excepto dos, justo es reconocerlo), no dudaron en seguir consignas políticas y arruinar su propio prestigio profesional, algo que no debe sorprender a nadie que conozca mínimamente como las gastan por aquellas tierras, y aseguraron entonces que las galerías de estilo románico de Mas del Vent, en Palamós, son un falso histórico, una recreación historicista del siglo XX, con elementos originales del siglo XII, sin determinar cuántos ni cuáles. Esto último ya hace dudar de la imparcialidad y el carácter científico del mismo. ¿No saben cuántos ni cuales pero saben de qué siglos son?, ¿qué clase de informe es ese?
Gerardo Boto, redescubridor del claustro, vuelve a sorprender a todo el mundo con una tesis expuesta en Lisboa situando en la Catedral Vieja de Salamanca la procedencia del conjunto románico (informa El País, 21/06/2013). Boto, profesor de Historia del Arte Medieval de la Universidad de Gerona, especializado en análisis románico e iconografía medieval, reabrió el caso cerrado en falso al asegurar, durante un congreso internacional sobre claustros en el Mediterráneo entre los siglos X al XVIII, que se celebra en el Museo Nacional de Arte Antiguo de Lisboa, que el claustro es una construcción auténtica del siglo XII que, además, no perteneció a cualquier edificio, sino a la catedral románica de Salamanca. ¿Qué opinan ahora PP y PSOE, lo van a reclamar?, ¿qué va a hacer la Junta de Castilla y León, el Gobierno central y la propia Generalidad? Clamoroso ridículo el de “los técnicos” de esta última; si entonces fue un informe sospechoso, ahora su profesionalidad queda definitivamente a la altura del betún.
"Es falso que sea falso. El informe [de la Generalidad] denigra la obra, minimiza su valor y bloquea su conocimiento. (Gerardo Boto, El País, 17/12/2012)"La tesis de Boto, cuyo prestigio internacional sube como la espuma, echa por tierra los argumentos de falsedad que utilizó la comisión de “expertos” a dedo de la Generalidad, auténticos comisarios ideológico-políticos al servicio, no de la ciencia ni de la verdad histórica, sino de sus jefes políticos separatistas y sus intereses. Al declarar falso el claustro, el informe catalán acabó con la aspiración de proteger o permitir el estudio de esta construcción. Cualquier cosa hubiesen firmado con tal de no admitir lo que a todas luces apuntaba al origen castellano del claustro y su posible devolución o venta mediante derecho de tanteo, etc. Solo dos expertos son dignos de llamarse así, el geólogo Marius Vendrell y la restauradora Pilar Giráldez. Ambos hicieron públicos sus conclusiones contrarias a las de la comisión. Mis respetos a ambos.
Boto, además de argumentar su estudio con numerosos datos y la ayuda de un georradar, aportó documentación escrita de las actas capitulares del cabildo catedralicio de 1783 así como de su salida a principios del siglo XX. El claustro románico de Salamanca, una construcción de la que se tienen pocas noticias, y de la que no se ha conservado resto pétreo alguno, fue construido a partir de 1176 y sufrió el terrible terremoto de Lisboa (otra ironía de la vida) de 1755. Después de intentar reparar, “que no derribar", los pilares hacía 1770 para solucionar los problemas de estabilidad y humedad, el cabildo catedralicio acordó desmontarlo en 1783, y así lo anotó en sus actas capitulares. En las actas se puede leer, contó Boto e informa el citado periódico, "que la mayoría de las piezas realizadas en piedra de Villamayor 'estaban bien conservadas' y que el conjunto se desmontaba 'con el mayor cuidado y aprovechamiento' porque se quería volver a montar. Algo que denotaba 'un aprecio por el arte románico insólito en el horizonte cultural del siglo XVIII', puntualizó el profesor. Sin embargo, en 1785, se decidió construir unas nuevas galerías siguiendo el estilo neoclásico del momento. Aprovechando la nueva construcción, se decidió aumentar el ancho de los pasillos en al menos 'dos pies', por lo que las nuevas arcadas serían más pequeñas que las del siglo XII. Las piedras, desmontadas de forma ordenada y numeradas, se almacenaron 'pero no se tiraron en un vertedero', insistió Boto".
"A cualquier falsario se le desliza un anacronismo, y aquí no se han detectado. (Jaime Nuño, Fundación Santa María, El País, 17/12/2012)"
Probablemente muy a su pesar, llevaba razón Eduard Riu, el arqueólogo e historiador, juas, juas, del Servicio de Patrimonio Arquitectónico de la Generalidad que dirigió la vergonzosa comisión y realizó el informe, cuando al presentar sus resultados aseguró que "un claustro de estas dimensiones y esta espectacularidad solo podría estar en una catedral o en un gran monasterio" lo que a priori restaba credibilidad a la autenticidad del mismo pues es difícil que hubiese pasado desapercibido. Lo que nunca sospechó es la prontitud con que se demostraría de que catedral estamos hablando: Salamanca. Ni el mejor guión de política-ficción. Ni se imaginan el placer que he sentido al leer la noticia. Salamanca tenía que ser.
Un año después, la piedra vuelve a estar sobre el tejado de la Generalidad, y mucho me temo que lo llovido este año, proceso secesionista en marcha iniciado incluido, determinará el futuro del claustro castellano como no movamos ficha rápido. Como dice un internauta anónimo (recaredo) en el foro al pie de la noticia: “Casi todos los argumentos que empleó la Generalidad de Cataluña para exigir la entrega de documentos del AHN en Salamanca, podrían emplearse ahora para la devolución de este claustro a Castilla y León. Ahora bien, los castellanos somos mesetarios, poco amigos de la fábula y de las ensoñaciones y mucho de las certidumbres. Los catalanes, como es sabido, son mediterráneos, relativistas y amigos de la ley del embudo. Hace muchos siglos ya que esa confrontación entre dos personalidades ha condicionado la vida de España, pero se puede decir que los catalanes, perdiendo todas las guerras, han salido ganando siempre. Y me temo, como salmantino, que este sea el caso”. Esperemos que no.